Desde Publicación Refractario
(Sacado de barcelona indymedia)
SCRIPTA MANENT
La fiscalía de Turín ha decidido someter a proceso toda una corriente de la Anarquía, la del Anarquismo antiorganizador.
No es una hipérbole defensiva buscando conmocionar sino lo que la juez de instrucción(1) de Turín, Anna Ricci, ratifica con la orden de prisión preventiva emitida en julio de 2016 y llevada a cabo en septiembre, probablemente por no perturbar las vacaciones estivales de algún funcionario.
Esta opción inquisitoria se deduce de un risible esquema hecho público en susodicha orden, nacido del nocivo encuentro entre la mente de un pasmilla y la lectura apresurada de algún glosario de Wikipedia, esquema que da cuerpo a una visión maniqueo-represiva de una “anarquía social” buena e inocua y de una “anarquía individual (antisocial o anticlasista)” violenta y atractiva a los fines represivos, de los que el “modelo antiorganizacional” es precisamente su método.
Este esquema, pasando por una serie de distinciones, intenta llegar a delimitar un área, crear una jaula, por lo que desde un genérico “insurreccionalismo” (subproducto del modelo antiorganizacional), siempre en diverso grado violento y punible, se sacan subespecies que se convierten en filones de investigación(2) para los esbirros subalpinos: “insurreccionalismo clásico”, “insurreccionalismo social”, “insurreccionalismo ecologista” y la “federación anarquista informal”.
Que existen tensiones y corrientes diversas dentro del Anarquismo está corroborado, pero está asimismo corroborado que esta manera de rígido encasillamiento es consustancial a la forma mentis y a las exigencias inquisitorias a las que interesa circunscribir un área para
conducir con éxito sus maniobras: en este cerco se inscribe también esta operación.
Históricamente para los anarquistas la solidaridad hacia los presos revolucionarios ha sido un punto nodal de interés y encuentro para construir una sensibilidad refractaria: solidaridad revolucionaria, no solidaridad a los revolucionarios. Sigue leyendo