«Desde sus inicios el movimiento de liberación animal ha tenido una gran acogida en todo el planeta, con una mayor escala en Europa y EUA; hecho que los activistas se han encargado de autoproclamar como un progreso victorioso ante la explotación animal. Cada vez más personas acogen esta lucha y muchas de ellas pretenden erradicar el sufrimiento animal a toda costa; esto se puede ver evidenciado en el gran numero de individualidades, colectivos y/o grupos que se han venido consolidando de forma legal o ilegal en el escenario pro-liberación animal. Todos con el mismo objetivo pero con prácticas distintas.
Muchos anarquistas, libertarios y/o simpatizantes del ideario ácrata no se han quedado atrás ante el avance de esta lucha, acogiéndola en su diario vivir y dejando entrever su posición ante la explotación de todo animal: humano o no-humano. Lástima que en la mayoría de casos este acercamiento se genera acríticamente, sin una previa reflexión y cuestionamiento acerca del camino que ha recorrido y el rumbo que está tomando el movimiento de liberación animal. Haciendo de esta lucha una simple tradición o costumbre que se perpetúa debido a la falta de criterios claros a la hora de vincularse a ella. Es evidente que el movimiento pro-liberación animal se distancia cada vez más de los principios e ideas anarquistas, interactuando solo al compartir escenario en los encuentros, en acciones ilegales y en la capucha, en lo que viene a ser la estética y nada más que por hábito. En cambio se aleja de éste en sus principios y objetivos, en lo que viene a ser el contenido.»
«No son sólo los animales los que dependen de nosotros para ser liberados de este mundo. Somos nosotros los que debemos en última instancia sentir la brisa de la libertad en nuestras caras.»