Desde y traducido por La rebelión de las palabras.
El intento de escapar de la prisión de Koridallos en helicóptero el 21 de febrero de 2016 – una operación llevada a cabo por la compañera Pola Roupa, miembro de Lucha Revolucionaria – fue un acto revolucionario, una acción de guerrilla por la liberación de lxs prisionerxs políticxs. Fue un medio de continuación de la actividad de Lucha Revolucionaria, una respuesta a las operaciones represivas del Estado contra nuestra organización y contra otrxs presxs políticxs, compañerxs que están en prisión por actividad armada también. Fue por tanto un acto de solidaridad ejemplar de gran y única importancia. La operación de escape de la prisión fue un paso hacia continuar la actividad revolucionaria armada; promoviendo la lucha por el derrocamiento del Estado y el Capital; Invirtiendo la política del establishment de los programas de rescate impuestos por la Troika de los jefes supranacionales del país, la CE, el BCE y el FMI, para los cuales el MEE (N. de T.: Mecanismo de Estabilidad Europea) ha sido añadido con la promulgación e implementación del tercer programa de memorándum por el gobierno de Syriza. La lucha armada en las presentes circunstancias es más oportuna y necesaria que nunca. El fallo de esta operación no nos doblegará. Lucharemos mientras vivamos y respiremos.
Lucha Revolucionaria ha demostrado que ha permanecido de pie a lo largo de los años, a pesar de sucesivos golpes represivos y sacrificios: la sangre del compañero Lambros Foundas, quien fue asesinado el 10 de marzo de 2010 en un tiroteo con la policía en el distrito de Dafni, Atenas, durante una acción preparatoria de la organización; nuestros arrestos un mes después, el 10 de abril de 2010, en la víspera de que Grecia firmase el primer memorándum; mi arresto el 16 de julio de 2014 en Monastiraki, Atenas, donde fui herido después de una persecución y tiroteo con la policía. Lucha Revolucionaria permaneció de pie porque asumimos la responsabilidad política por nuestra participación en la organización – en Grecia, fuimos la primera organización armada anarquista y revolucionaria en hacerlo – y porque defendimos nuestra historia, las acciones de la organización y a nuestro compañero Lambros Foundas, quien dio su vida para que el memorándum no pasara; para convertir la crisis en una oportunidad para la revolución social. Permanecimos de pie como una organización porque no nos importaba pagar el coste y el precio, porque no nos convertimos en traidores o desertores, porque ningunx de nosotrxs intentó salvar su propio pellejo en el momento de la represión. Es precisamente porque reclamamos la responsabilidad política por lo que permanecimos vivos como una organización en la prisión en 2010-2011. Dimos una batalla política contra el enemigo en el primer tribunal especial. Una vez liberadxs de la prisión tras 18 meses en detención preventiva, escogimos no entregarnos al inminente encarcelamiento y pasamos a la clandestinidad en su lugar, para continuar la lucha armada y la actividad de la organización.
El ataque de Lucha Revolucionaria – Comando Lambros Foundas el 10 de abril de 2014 contra el Banco de Grecia, una sucursal del BCE – una de las más popularmente odiadas organizaciones que forman el cuarteto de jefes supranacionales – pero también un edificio que albergó la oficina del representante permanente del FMI en Grecia, anuló la operación represiva de 2010, y continuó la estrategia de la organización que fue lanzada en 2009 con los ataques a sedes de Citibank y una de sus sucursales, una sucursal de Eurobank y la Bolsa de Atenas. Durante años Lucha Revolucionaria se enfrenta con la punta de lanza de la represión del Estado, puesto que la cuestión de tratar con la organización y la actividad revolucionaria generalmente armada es una importante prioridad para la supervivencia del establishment, buscando eliminar el enemigo interno para la suave ejecución y aplicación de programas de rescate, que constituyen políticas de genocidio social y limpieza de partes de la población.
En 2007, el Departamento de Estado de EE.UU. y el Estado griego pusieron recompensas de 1 millón de dólares y 800.000 euros, respectivamente, tras el ataque de la organización con un antitanque RPG a la embajada de EE.UU. en Atenas. En 2010, el gobierno de Papandreou celebró nuestros arrestos, y un funcionario del gobierno declaró que habían prevenido un estallido que habría terminado con la economía, en la víspera de la firma del primer memorándum y en medio del terror por el colapso de la economía griega. En 2014, después de que pasáramos a la clandestinidad y de que hubiéramos sido sentenciadxs a 50 años de cárcel por el primer tribunal especial, el gobierno de Samaras ofreció una recompensa de 2 millones de euros por nuestras cabezas – un millón por la compañera Roupa y otro millón por mí. Mi arresto, tres meses después del ataque de Lucha Revolucionaria contra el Banco de Grecia, fue celebrado por las autoridades griegas. Funcionarios de EE.UU. les felicitaron por mi recaptura e hicieron declaraciones sobre estabilidad política. Medidas especiales fueron implantadas tras mi arresto y, en diciembre de 2014, fue transferido a la recién inaugurada prisión de máxima seguridad de Tipo C, siendo este el primer traslado de este tipo de unx presx políticx, ya pre-anunciado desde mi recaptura. En abril de 2015, fui incluido en la lista de “terroristas internacionales” designada por el Departamento de Estado, incluso a pesar de que yo estaba en prisión. Las autoridades han desatado ahora una caza humana para arrestar a la compañera Roupa. Todo esto demuestra que combatir a Lucha Revolucionaria tiene gran importancia para el Establishment. Es decir, la represión contra Lucha Revolucionaria y la aplicación de memorándums, junto con la estabilidad política del establishment, van de la mano.
El último eslabón en la cadena de la represión del establishment contra Lucha Revolucionaria es la decisión del 2º juicio contra la organización, unos pocos días después del intento de fuga de la prisión. Fui sentenciado a cadena perpetua por el ataque explosivo contra el Banco de Grecia, más 129 años por dos expropiaciones a oficinas bancarias y por disparar a los policías que me persiguieron en Monastiraki. La imposición de la sentencia más severa posible para el ataque de la organización contra los jefes del país es una decisión política consciente y no sólo una exageración procesal. Como ya he declarado, esta decisión apunta no a aterrorizarme a mí – porque saben que no me arrepiento y que seguiré sin arrepentirme – sino a aquellxs que quieran optar por la lucha armada, compañerxs del ambiente anarquista/antiautoritario y otrxs luchadorxs dentro de la sociedad. Esta decisión política – aplicada por primera vez en Grecia en relación a un ataque explosivo que tuvo lugar después de un aviso por llamada telefónica, no causando heridos sino sólo daños materiales – está dirigida a múltiples recipientes y envía un mensaje intimidatorio, que lxs luchadorxs que opten por la actividad revolucionaria armada serán tratadxs con la máxima severidad.
Esta decisión demuestra la cada vez más dura postura del establishment contra su enemigo número uno – Lucha Revolucionaria, lxs luchadorxs armadxs. No es difícil entender por qué, en un momento en que el gobierno de Syriza ha votado el tercer memorándum, que es más duro que los anteriores. La gran diferencia entre el trato penal en el primer y el segundo juicio contra Lucha Revolucionaria podría dar lugar a malinterpretaciones; Me gustaría por tanto apuntar lo siguiente: Desde la creación de leyes antiterroristas en 2001 y 2004, esta legislación especial constituye una elección política del Poder para tratar de la manera más efectiva posible con la guerrilla urbana en Grecia como una amenaza mayor para el establishment. Una disposición en la legislación antiterrorista permite la cadena perpetua, no por homicidio, sino por explosión a resultado de la cual hubiese peligro para los seres humanos o se produjese una lesión. Yo fui sentenciado a cadena perpetua bajo esta disposición. Las decisiones del tribunal especial en juicios contra luchadorxs armadxs son eminentemente decisiones políticas; los elementos en el dossier de la acusación son a menudo de importancia secundaria. Por ejemplo, como quedó demostrado durante las audiencias del segundo juicio contra Lucha Revolucionaria en relación al ataque de la organización contra el Banco de Grecia, incluso a pesar de que hubo una llamada telefónica dando un aviso 50 minutos antes de la explosión, los funcionarios de seguridad permanecieron dentro del edificio bajo instrucciones del supervisor de seguridad del Banco de Grecia. El propio supervisor de seguridad admitió que existe una reglamentación estándar que obliga al personal de seguridad a permanecer dentro del edificio pese a la amenaza de explosión. Lo mismo ocurrió en la sede del Banco del Pireo localizada enfrente del Banco de Grecia, donde los agentes de seguridad permanecieron dentro del edificio bajo instrucciones del director de seguridad del banco. Como quedó demostrado en el primer juicio contra la organización, lo mismo pasó también el 2 de septiembre de 2009 en el ataque de Lucha Revolucionaria contra el edificio de la Bolsa de Atenas, donde el personal de seguridad permaneció dentro como les fue ordenado por el director de seguridad.
Queda así demostrado que aquellxs que son responsables de poner en peligro a humanxs son los ejecutivos del Poder económico y los mecanismos y estructuras centrales del establishment, tales como los bancos y la bolsa, que consideran a las personas y a la población entera como prescindibles, e incluso los agentes de seguridad de sus instalaciones. Porque, para ellxs, sus beneficios pasan por encima de todo; sus beneficios, que están bañados en sangre y miseria, pasan por encima de la vida humana en sí misma. Estos son los mecanismos que el pueblo griego considera responsables de la política implementada en los últimos seis años, la cual ha resultado en miles de muertes y millones de personas pobres, indigentes y hambrientas. Estos son los mecanismos a cuyos ejecutivos (banqueros, accionistas principales, grandes empresarios) el pueblo griego considera junto a sus subordinados (políticos de los gobiernos griegos) responsables por la devaluación de la vida de millones de personas, por los suicidios y la pauperización; no lxs luchadorxs de Lucha Revolucionaria. Los ataques de lucha revolucionaria contra dichos mecanismos y estructuras son en gran medida popular y socialmente aceptados.
En el primer y el segundo juicio contra la organización, he sido coherente en encarar al enemigo en tribunales especiales. Esto implica tomar la responsabilidad política, la defensa política de la actividad de Lucha Revolucionaria, de la lucha armada y de la Revolución por el derrocamiento del Estado y el Capital, sin importar el coste ni el precio. Este es el deber de todx luchador/a, de todx anarquista, de todx revolucionarix que se enfrente con lxs jueces/zas y los órganos del enemigo. La sentencia de 50 años de cárcel en el primer juicio estuvo basada en la asunción de la responsabilidad política. Por esta razón fuimos condenadxs como cómplices en 16 acciones de la organización por el teorema de la responsabilidad colectiva, en lugar de ser condenadxs como autorxs reales. La respuesta del Estado al hecho de que yo permanezca coherente en mi trayectoria como luchador y continue defendiendo Lucha Revolucionaria, y por extensión la lucha armada y la perspectiva de la Revolución y el derrocamiento del establishment, fue el resultado del segundo juicio, donde fui sentenciado a cadena perpetua por una acción, el ataque explosivo contra el Banco de Grecia. Mi trayectoria entera tras los arrestos iniciales en 2010, el hecho de que Lucha Revolucionaria permaneciese viva durante la detención preventiva en 2010-2011, el hecho de que la compañera Roupa y yo defendiésemos la actividad de la organización en el primer tribunal especial, nuestra elección de no entregarnos a la prisión, de pasar a la clandestinidad y continuar la lucha armada y la actividad de la organización con el ataque contra el Banco de Grecia, toda esta trayectoria y todas esas elecciones están basadas en la asunción de la responsabilidad política por nuestra participación en Lucha Revolucionaria después de ser capturadxs en 2010. Esto es lo que el Estado intentó aplastar por medio de la decisión en el segundo juicio contra la organización.
Mi cadena perpetua en prisión fue un mensaje para lxs luchadorxs que asumen la responsabilidad política y no rechazan su actividad ni su pertenencia a sus organizaciones.
Las cosas se están volviendo cada vez más claras para lxs luchadorxs que quieran resistir y lxs presxs políticxs. El dilema “rechazo o cadena perpetua” (en los viejos tiempos era la ejecución por pelotón de fusilamiento) se hace efectivo; un dilema puesto ahí por el Poder, un dilema que en los viejos tiempos era “rechazo o muerte”.
Con el tiempo, para suprimir cualquier perspectiva revolucionaria, el Estado no sólo no se limita a la predominancia militar sobre sus rivales, sino que también intenta su derrota política obligándoles al rechazo político. En el caso de la guerrilla urbana de Europa occidental en los ’70 y ’80, especialmente en Italia, el objetivo del repudio político no fueron las convicciones o la identidad política de unx mismx, sino más bien la lucha armada como uno de los medios de la lucha y las organizaciones de guerrilla urbana. En Grecia, el dilema planteado por el Poder fue una vez este: O el rechazo del comunismo o el encarcelamiento y, en otras circunstancias, la ejecución por pelotón de fusilamiento. Hoy en día, más indirectamente, el dilema es este: O la elección de la lucha armada revolucionaria con fuertes costes y consecuencias, o la renuncia de la lucha armada revolucionaria a ser uno de los medios de lucha. O la asunción de la responsabilidad política por la participación de unx en una organización armada y la defensa de su actividad, o la aceptación de la búsqueda del Estado del rechazo a una organización armada y a la pertenencia de unx a ella, y por extensión de la lucha armada, ante el miedo a ir a prisión.
En otros periodos más difíciles como la ocupación y la guerra civil, el precio a pagar por la lucha era el pelotón de fusilamiento, y no sólo para la lucha armada. Muchxs luchadorxs que se enfrentaron con el dilema de “rechazo o muerte” prefirieron el pelotón de fusilamiento; por supuesto no porque quisieran convertirse en mártires, sino porque creyeron que el rechazo era una vergüenza y una desgracia; como tal, era considerado peor que la muerte. Hubo militantes armadxs y guerrillas de ELAS (Ejército de Liberación del Pueblo Griego) y de DSE (Ejército Democrático de Grecia) pero también luchadorxs que no emprendieron la lucha armada, que permanecieron sin arrepentirse y fueron enviadxs por miles al pelotón de fusilamiento durante la Ocupación y la Guerra Civil; Fueron ejecutadxs en Goudi, en el campo de tiro de Kessariani, en los campos de Chaidari y Pavlou Mela, en Makronissos y Corfu, en Yedi Kule. De manera similar en España, tras la victoria de Franco, miles de anarquistas armadxs que lucharon por la Revolución entre 1936-1939, y que emprendieron la guerra de guerrillas hasta 1975, fueron enviadxs a pelotones de fusilamiento en Campo de la Bota, Montjuïc, Carabanchel, o estranguladxs por el método del garrote vil – usado como medio de ejecución para lxs herejes durante la Inquisición.
La lucha por el derrocamiento del Estado y el Capital es una actividad que requiere convicciones inquebrantables, responsabilidad, coherencia, compromiso, compromiso político, voluntad férrea y conocimiento político y teórico de los principios y experiencias de la tradición revolucionaria histórica. ¿Cómo podemos siquiera hablar de lucha, liberación social, revolución, anarquía, pidiéndole a otrxs que participen en una lucha subversiva con todos los costes y consecuencias que implica, si nosotrxs mismxs no somos capaces de asumir la responsabilidad por nuestras elecciones políticas?
Por primera vez en décadas – desde la era del Estado de posguerra, cuando las guerrillas de ELAS que fueron excluidas por el Tratado de Varkiza de 1945, que no reconocía su actividad como política, así como aquellxs de DSE permanecieron en prisión durante al menos 15 años – hay una perspectiva de que lxs presxs políticxs sentenciadxs a 25 años o a cadena perpetua por la acción armada revolucionaria permanecerán muchos años en las prisiones del contemporáneo Estado griego-marioneta de la élite económica supranacional. Estamos atravesando un periodo donde el Poder incluso está intentando indirectamente plantear dilemas para educir credenciales una vez más, como en el pasado, para rompernos con el espectro del encarcelamiento de larga duración.
La lucha por la Revolución Social, por el derrocamiento del Estado y del Capital, debe continuar a pesar de las dificultades, los costes y las consecuencias. Nunca entregaremos las armas de nuestra lucha.
NO HAY PAZ, NO HAY TREGUA CON EL ESTADO Y EL CAPITAL
LUCHA ARMADA POR LA REVOLUCIÓN SOCIAL
HONOR PARA SIEMPRE AL COMPAÑERO LAMBROS FOUNDAS, MIEMBRO DE LUCHA REVOLUCIONARIA
Nikos Maziotis, miembro de Lucha Revolucionaria