La iglesia y sus mutaciones a lo largo de la historia ha logrado prevalecer como símbolo y ejecutante de poder en el mundo, con pequeñas reinversiones han logrado que su moral y divina autoridad sigan siendo legitimas, permaneciendo así como forma de control para la humanidad. La sangre derramada por la inquisición en su época es reemplazada hoy por cánones morales, rutinas de comportamiento que no son más que el reflejo de una sociedad enferma. Heteronormatividad, supremacía del hombre por sobre todo, monarquías, justificación de la explotación humana y animal, vicios como machismo, pedofilia, el poder llevado a la escala más pequeña, la imbecilidad legitimada en más imbecilidad, y por supuesto no podría estar ausente el castigo más “duro” al que se puede someter a un bastardo pederasta: Una vida de oración.
A lo largo de la historia la iglesia siempre ha sido un blanco de ataque para quienes luchan contra el poder. No podemos olvidar como Mateo Morral atentó contra los reyes católicos en el año 1906. Acá en Chile el ataque tampoco ha sido la excepción, en el año 1915 el poder montó una cacería contra compañerxs anarquistas tratando de buscar a los responsables de ataques dinamiteros contra conventos religiosos. La Brigada de la Muerte en la España de 1936 saqueaba iglesias, profanaban tumbas de sacerdotes y asesinaban a los que se mantenían vivos por salvaguardar el fascismo en pequeños pueblos.
En la actualidad en Chile estas acciones han continuado, distintos células insurreccionales han bombardeado iglesias con cargas explosivas e incendiarias. Hasta en protestas han sido blanco de ataques, por ejemplo: La Iglesia de la Gratitud Nacional ubicada en plena Alameda. Su puerta principal fue incendiada por insurrectxs en una manifestación el 25 de agosto del año 2011. Esta nuevamente vio las llamas el 23 de mayo del año 2015 en la conmemoración por la muerte del anarquista Mauricio Morales, y días después, el 28 de mayo -nuevamente en una manifestación- sus puertas fueron alimentadas por el fuego anarquista.
Sin más, mediante este correo electrónico reivindicamos el envío de una carta a Rafael Cáceres Olave, párroco de la iglesia Los Sacramentinos en los días previos al juicio que enfrentaban lxs anarquistas Mónica Caballero y Francisco Solar en España acusadxs de distintas explosiones en iglesias adjudicadas por el Comando Insurreccional Mateo Morral. La carta contenía un mensaje por nuestrxs compañerxs y balas. Elegimos a este sujeto por ser párroco de la iglesia a la que Mónica había sido acusada de atentar en el denominado Caso Bombas en Chile.
El incendio, el ataque, la amenaza contra cualquier representante de la iglesia y el poder esta plenamente justificada. Tenemos las armas y nuestra voluntad para atentar contra ellxs. Sus días de jolgorio han acabado.
Derribando su historia, falsa moral, poder y autoridad…
Nos erigimos y gritamos fuerte:
¡Mónica Caballero y Francisco Solar a la kalle!
¡Muerte al estado/capital/iglesia y que viva la anarquía!
Brigada de la Muerte FAI/FRI