Buenas hermanxs, compas, afines y solidarixs, junto con saludarles y enviarles mi cariño, gratitud y respeto por todas las demostraciones de afecto y compañerismo en acción y detalles, quisiera dar mi relato sobre una situación que creo no puede ser ignorada y ha sido conocida solamente por comentarios de terceras personas y no por quienes estuvimos en ese momento.
El día sábado 6 de febrero, fuimos a la sala de abogadxs Manuel y Felipe (caso PDI), Enrique (“caso bombas 2”), Ignacio (porte art. exp.) Fabian, Nicolas, Claudio y yo (lucha callejera); cosa que de vez en cuando hacemos para conversar sobre nuestros ánimos, compartir un rato, etc. Después del pulento encuentro cuando acabó la visita, bajamos a los calabozos donde se espera la llegada de lxs abogadxs, se habían ido los demás presos, solo faltábamos nosotros, el gendarme nos apuró para ir a formarnos rápido a la fila que se hace para volver a los módulos, recuerdo que iba de los segundos, delante mio iba Felipe cuando el paco de manera rutinaria grita que debemos poner las manos atrás, lo que el compa ignora la primera vez y al segund grito lo hace justo antes de cruzar la reja de acceso a “guardia interna”, ahí yo lo adelanto y me doy cuenta de que el paco quedó pinchado con él, no le di importancia, no es raro que un paco te de caldo solo por molestar.
En eso mientras voy caminando hacia la fila miro hacia atrás y el paco alteradísimo sigue diciéndole que pusiera las manos atrás echandole el cuerpo encima, otro compañero se metió a separar al paco del Felipe, me acerco para intentar evitar que quedara la cagá, a defender al hermano y así lo hicieron todos, ahí un bastardo al ver la multitud se cuela entremedio e intenta levantar del cuello al Felipe gritando que la cana no está tirá, casi que tenemos que aguantar cada mierda que se les pasa por la mente hacer con lxs presxs; ahí estalla la situación, los compas que estaban más cerca se tiraron encima del paco [no necesariamente para pegarle a los polis, sino para evitar los golpes al compa] y el resto empujaba a los gendarmes que venian llegando y claro, en la valentía de lxs uniformadxs llegaron 15 pacos de guardia interna más o menos a reducirnos a punta de combos y patadas voladoras – al más puro estilo Jackie Chan-, en fin, mientras nos golpeaban nos defendimos como pudimos aunque no era mucho lo que se podía hacer mirando a la pared con las manos en la cabeza.
Apartaron al compa que tuvo primero el problema y le preguntaron qué había pasado, haciendo la escena de pacos buenos frente a los demás presos que vieron la trifulca, ahí llegó el maldito teniente Lagos, un bastardo psicópata, nos miró y le preguntó a los ‘cabos’ quién se había ‘enredado’ y me apartaron a mi que iba de los primeros y al Nacho y al Enrique que iban de los últimos, me imagino que ‘pasamos piola’ entre tanto movimiento y dejaron a los cabros en el calabozo de los castigos. Llegamos un poco magullados a los módulos pero a los demás los mantuvieron bastante rato golpeándolos y tirandoles gas pimienta a muy corta distancia en una celda sucia llena de orina.
En resumen eso fue lo que pasó y en términos de cana no es algo extraño el abuso de gendarmes sobre presxs como tampoco es extraña la pasividad del presx común en permitir el abuso en situaciones que llegan a ser grotescas; los golpes y moretones pasan, pero la confianza y hermandad que de a poco se gana entre presxs antagónicxs al Poder, en situaciones así donde la solidaridad y autodefensa se hacen practica concreta, fortalecen lazos de complicidad y afecto; lo que es una amenaza al perturbador orden de la cana y muestra de eso es el constante acoso -en algunos más que en otros- en el cotidiano, la incomodidad que le genera a lxs carcelerxs nuestra presencia …
Quizás quedan detalles en el tintero pero lo importante ya está dicho…
A crear coordinación y complicidad entre presxs, aquí y en todas las cárceles, por una conspiración global contra el Estado, poder y toda autoridad; que la dispersión no evite conectarnos entre quienes de manera cotidiana buscamos crear algo distinto a la sociedad carcelaria, una vida extásica, libre, sin ídolxs e intensa en nosotrxs mismxs.
Ninguna agresión sin respuesta
La guerra continua
Viva la anarkia!
Sergio Álvarez
Santiago Uno/ Cárcel-empresa